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miércoles, 24 de febrero de 2021

Retroalimentación en un Contexto de la Educación no Presencial

Retroalimentación en un Contexto de la Educación no Presencial 



La retroalimentación:

Consiste en devolver a la persona, información que describa sus logros o progresos en relación con los criterios de evaluación. Una retroalimentación es eficaz cuando se observa las actuaciones y/o producciones de la persona evaluada, se identifica sus aciertos, errores recurrentes y los aspectos que más atención requieren; y a partir de ello brinda información oportuna que lo lleve a reflexionar sobre dichos aspectos y a la búsqueda de estrategias que le permitan mejorar sus aprendizajes. (RVM N° 094-2020-MINEDU)

Retroalimentación efectiva para el aprendizaje

Si bien no existe en la literatura consenso respecto de todos los aspectos que la retroalimentación debe presentar para generar efectos positivos en los aprendizajes del estudiante, sí existen algunos elementos comunes que deben tenerse en cuenta para que así sea. Entre ellos destacan:
1. Ser considerada como parte integral de la enseñanza y la evaluación (Burkšaitienė, 2012; Sadler, 1989, 2010). Por lo tanto, debe integrarse dentro de la planificación de clases (Nicol, 2010).
2. Permitir y estimular el diálogo entre estudiantes y docente sobre el aprendizaje, cuidando un ambiente positivo (Brookhart, 2007; Burkšaitienė, 2012; Carless, 2006; Hargreaves, 2013; Shute, 2008).
3. Entregarse en un tiempo adecuado, así como otorgar plazos adecuados para mejorar el trabajo (Brookhart, 2007; Crooks, 1998; Shute, 2008).
4. Ser legible y estar ubicada adecuadamente, esto si se trata de retroalimentación escrita (Sadler, 2010).
5. Centrarse en el desempeño mostrado en el trabajo en vez de dirigirse a la persona del estudiante (Brookhart, 2007; Burkšaitienė, 2012; Shute, 2008; Stobart, 2006; Veslin y Veslin, 1992).
6. Ser netamente descriptiva, clara, estructurada y detallada (Brookhart, 2007; Burkšaitienė, 2012; Carless, 2006; Jonsson, 2013; Nicol, 2010; Shute, 2008). Este es el tipo de retroalimentación que más valora el estudiante (Crooks, 1998).
7. Comunicar al estudiante sus fortalezas y debilidades, orientándolo para que pueda corregir sus errores y hacer mejores trabajos a futuro. En este sentido, adquiere un carácter transferible (Burkšaitienė, 2012; Crooks, 1998; Hargreaves, 2013).
8. Estar guiada especialmente por los aprendizajes que se evalúan y los criterios y estándares que orientan la corrección (Brookhart, 2007; Burkšaitienė, 2012; Carless, 2006; Crooks 1998; Jonsson, 2013; Sadler, 1989; Shute, 2008; Veslin y Veslin, 1992).
El estudiante, entonces, podrá apreciar la articulación entre lo que se pretende que aprendan, la enseñanza y la evaluación.

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